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Antes crisis alimentaria, cuba pone frente a negocios con agricultores estadounidenses

Cuba. Los campos rojos se extendían durante varias millas bajo el sol de Cuba. Los brotes de ajo y hojas de remolacha ondeaban suavemente en la brisa primaveral.

Crías de cerdo rosadas buscaban sobras ante los ojos del primer secretario de agricultura del ex presidente Ronald Reagan y una docena de representantes agrícolas y de minoristas, que suponen la mejor baza de Cuba para poner fin a medio siglo de embargo comercial al que la isla atribuye sus problemas económicos.

Este miércoles, su delegación de unos 90 representantes de la agricultura estadounidenses pondrá fin a tres días de reuniones con las autoridades y campesinos cubanos, dentro de una campaña de presión para que se ponga fin al embargo.

«Es una cuestión de tiempo», dijo el ex secretario de Agricultura John Block, que cría cerdos en Illinois y es abogado en Washington, durante su visita a una granja cooperativa con 247 miembros a las afueras de La Habana. «Se levantará y tendremos relaciones normales. Deberíamos haberlo hecho hace mucho tiempo».

La decisión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de suavizar el embargo desató un frenesí en las empresas estadounidenses, que intentan posicionarse para ganarse un hueco en un mercado por explorar. Parece probable que el mayor crecimiento comercial se produzca en la agricultura, el sector de la economía cubana con lazos más profundos con Estados Unidos y que experimenta reformas orientadas al mercado desde hace más tiempo que cualquier otro sector en la isla caribeña.

Un grupo bipartisano de senadores, que presentó una propuesta el mes pasado para que se retirase el embargo, afirma que el respaldo agrícola y de negocios es esencial.

Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares al año en importar en torno al 80% de su comida, y una ya antigua excepción humanitaria al embargo comercial permite a algunos granjeros estadounidenses cubrir parte de esa demanda. Tras años de ventas en declive, estados en su mayoría republicanos vendieron el año pasado unos 300 millones de dólares de comida en la isla, especialmente pollo congelado y derivados de la soja. Las autoridades comerciales y los agricultores estadounidenses sueñan con dominar un mercado de importación de comida que podría alcanzar los 3.000 millones de dólares en los próximos años si mejora la economía cubana.

«Hemos estado aquí y queremos quedarnos aquí», dijo Stephanie Robinson, directora de marketing y desarrollo del Departamento de Agricultura de Virginia.

Los cambios de Obama parecen permitir las exportaciones de material agrícola estadounidense a cientos de miles de campesinos cubanos integrados en negocios gestionados por sus miembros, como la Cooperativa de Crédito y Servicios Primero de Mayo, a las afueras de La Habana.

Las importaciones y asesoría de Estados Unidos podrían ayudar a Cuba a mejorar niveles de producción que llevan años bajando. En el pasado, la isla exportaba azúcar, tabaco y cítricos a Estados Unidos e importaba mucho arroz y otros bienes de su socio. Tras más de 50 años de planificación central y embargo, la producción agrícola cubana ha caído de forma drástica y el consiguiente aumento en los precios de la comida es la principal fuente de insatisfacción para muchos cubanos.

Un año después de asumir el poder de manos de su hermano Fidel en 2006, el presidente Raúl Castro anunció una serie de reformas para suavizar el casi total control estatal sobre la agricultura. Se anunciaron préstamos a largo plazo sobre tierras en barbecho para agricultores privados y se les permitió vender los excedentes de producción en el mercado privado.

Agricultores. La agricultura cubana está hoy a media transformación. Cooperativas como la Primero de Mayo venden casi el 30 por ciento de sus cosechas en puestos urbanos a precios de mercado. El resto deben vendérselo al estado, entre un 30% y un 50% por debajo del precio de mercado.

Los pagos del gobierno suelen llevar retraso y el Ministerio de Agricultura controla la venta de suministros como semillas y maquinaria, que a menudo escasean o llegan demasiado tarde. La productividad es baja. Una vaca en Primero de Mayo produce en torno a una octava parte de la leche que produce una vaca estadounidense al día.

Los precios de la comida, especialmente para la carne, son abrumadoramente altos para un país donde el salario medio ronda los 20 dólares al mes. Los agricultores cubanos y estadounidenses compararon precios durante la visita del martes a la cooperativa, y encontraron que el pollo y el cerdo son dos o tres veces más caros en Cuba que en Estados Unidos.

 

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