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La muerte de una periodista se suma a la larga lista de feminicidios en El Salvador

La Policía salvadoreña arrestó a Mario Huezo, pareja de Turcios

San Salvador, (EFE).- La muerte de la periodista Karla Turcios se sumó, con la detención de su cónyuge la noche del lunes y la confirmación de las sospechas de las autoridades, a la larga lista de feminicidios que registra El Salvador, uno de los países más mortíferos para las mujeres a nivel mundial.

La Policía salvadoreña arrestó a Mario Huezo, pareja de Turcios, en uno de los principales hoteles de la capital salvadoreña y ahora aguarda en los calabozos del cuerpo de seguridad para ser llevado ante los tribunales en un máximo de 72 horas, donde será acusado formalmente por el delito de feminicidio.

Fiscalía y Policía se valieron de la tecnología para concluir que la muerte de la periodista, cuyo impacto en la opinión pública llevó al presidente, Salvador Sánchez Cerén, a ordenar desde un inicio una «urgente y efectiva» investigación, se dio a manos de su pareja sentimental.

Huezo denunció el 14 de abril pasado la desaparición de la comunicadora y aseguró al periódico La Prensa Gráfica, del mismo grupo editorial que la revista El Economista para la que trabajaba Turcios, y a las autoridades que salió con su hijo y que al volver ella no estaba en casa.

El director de la Policía, Howard Cotto, dijo a periodistas al momento de presentar al detenido que las pruebas obtenidas durante la investigación «dejan claro que el esposo mintió en sus declaraciones respecto a la desaparición y muerte de Turcios».

El fiscal general de El Salvador, Douglas Meléndez, apuntó la mañana de este martes que Huezo fue sospechoso del crimen de odio desde el primer momento y que uno de los indicios iniciales en su contra fue un papel manuscrito.

El marido de Turcios comentó al citado periódico que en la vivienda encontraron una nota que dice «adiós a su hija lic p-rro», aparentemente dirigida al padre de Karla, quien recientemente había tenido problemas con un supuesto estafador que ofrecía plazas en la Corte Suprema.

«Él se negaba a llegar a identificar el cadáver y cuando llega, se le cae un papel donde se puede ver un anónimo, similar al que se encontró en la casa», explicó el jefe del Ministerio Público.

Meléndez explicó que la declaración de Huezo, quien se presentó a la Fiscalía en al menos dos ocasiones, se contradice con el rastreo que hicieron de su teléfono móvil y del seguimiento mediante cámaras de seguridad.

«Tenemos siete cámaras que captan el vehículo de Mario Huezo rumbo a la Longitudinal del Norte y se desvía hacia el sector donde fue encontrado el cadáver de la periodista, cuando él dice que estaba en otro lado», explicó el fiscal.

Añadió que los teléfonos de Huezo y la periodista se ubican en la misma ruta desde que salen de la casa y llegan al lugar del hallazgo del cuerpo, en cuyo lugar permanecen durante 8 minutos y al llegar a su casa hizo llamadas al teléfono de la víctima «como posible coartada».

Huezo, según la Fiscalía, tuvo que conducir más de 90 kilómetros desde una zona residencial de la capital salvadoreña hasta el lugar donde fue encontrado el cuerpo, todo en presencia de su hijo, un menor de 5 años de edad.

La detención del hombre le ha valido a la Fiscalía y Policía los aplausos del presidente del Congreso, Guillermo Gallegos, y de la procuradora de Derechos Humanos, Raquel Caballero, quien pidió que esta misma efectividad se aplicara a «otros feminicidios que se han registrado en el país».

El Salvador es considerado uno de los países más peligros del mundo para las mujeres, por la violencia que vive y que solo en 2016 y 2017 dejó tasas de feminicidios de 16 y 12 por cada 100.000 habitantes, respectivamente, por encima de lo considerado a nivel internacional como una epidemia.

Uno de los casos más sonados y que más críticas ha despertado hacia el Gobierno de este país, donde el grito de batalla contra la violencia machista de «ni una menos» se ahoga cada día a fuerza de plomo, es el de la desaparición de una agente de la Policía a manos de un compañero, tras ser herida de bala en una fiesta a finales de 2017.

Datos de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) dan cuenta que desde 2016 la violencia homicida que vive el país se ha cobrado la vida de 4 comunicadores y solo uno de los casos se ha relacionado con su labor.

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