Agradece a su familia por haberla apoyado
Zyanya Estefanía Figueroa, quien fuera médico internista, se suicidó en el baño de su departamento, al parecer, por el «bullying» del que era víctima en el hospital donde laboraba.
En una carta encontrada después de su muerte, la joven agradeció a su familia por haberla apoyado, aunque también hizo profundas y dolorosas confesiones:
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“Nunca fui una buena hija, ni hermana, ni buena amiga y mucho menos buena en el hospital. Ahí ni yo misma confiaba en mí, y ni se imaginan el pánico que sentía al estar frente a un paciente. Soy un fracaso. Y ya no le encuentro sentida a mi vida, simplemente siento que la vida no es para mí y me da miedo seguir”.
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De acuerdo con fuentes cercanas a la joven, los malos tratos por parte de los superiores, a los internos, eran usuales en el lugar: “El acoso es sistemático, es una costumbre en este hospital y en todos. Desde que llegas te avisan que así los han tratado a ellos y que incluso, les iba peor. Acá los médicos superiores que ahora son ya prácticamente pediatras formados, o R3, el grado mayor, te tratan con la punta del pie”, mencionó un elemento del personal médico.
“Te gritan que sin ellos mataríamos niños, que qué vamos a hacer cuando no estén ellos. Son jornadas largas de trabajo, te castigan cuando quieren y puedes estar hasta 36 horas diarias. Algo así le pasó a Zyanya Estefanía”, se lee en la carta dejada por la joven que residía en el estado mexicano de Puebla.
Por su parte, la Secretaría de Salud del Estado de Puebla (SSE) rechazó que existan quejas sobre acoso laboral en el nosocomio, aunque admitió que dos médicos pediatras que se van por ‘motivos de índole personal y profesional’.
Fuente: Actitud FEM