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20 años del regreso de Michael Jordan

(Miami, 20 de marzo. DPA) – Hoy habría usado twitter, pero hace 20 años envió un fax: “I’m back”. Dos palabras y muchos menos de 140 caracteres necesitó Michael Jordan para confirmar que tras 17 meses de ausencia volvía al baloncesto, a la NBA, a los Chicago Bulls.

Un fax el 18 de marzo de 1995 confirmó los rumores. Al día siguiente, el 19, ya estaba en la cancha: con el 45 a la espalda en lugar del 23 que recuperó más tarde, anotó 19 puntos en una horrible serie de siete aciertos de 28 lanzamientos y los Bulls perdieron ante los Indiana Pacers.

“I’m back” (Vuelvo) son las dos palabras “más famosas de la historia del deporte”, según el que fuera su escudero, Scottie Pippen, que el miércoles por la noche descargó en twitter su nostalgia.

“Para ser sincero, después de que MJ se retirara la primera vez en 1993, pensaba que no volvería. Creo que regresar era lo último que tenía en la cabeza“, escribió Pippen.

Jordan, exhausto mentalmente, se había retirado en 1993 en su mejor momento tras lograr el tercer anillo de campeón seguido con los Bulls y con el sueño de hacer carrera en el béisbol.
El astro recuperó su máximo nivel y sus ganas de disfrutar. Ganó tres anillos más y en 1999 se retiró por segunda vez

Hakeem Olajuwon y sus Houston Rockets son quizás los que más se lo agradecen. ¿Habrían conseguido los títulos de 1994 y 1995 con “Air” en la liga?

El retorno de Jordan con 32 años a final de la temporada de 1995 no fue entonces suficiente para los Bulls, que escribieron la segunda parte de la dinastía con otros tres títulos de 1996 a 1998.

“Si no hubiera sido por la huelga en el béisbol, no sé si hubiera vuelto en ese momento, quizás nunca. Realmente estaba disfrutando, le gustaba la camaradería y la menor atención que había en torno a él”, explicó a bleacherreport.com David Falk, su agente de entonces y ahora dirigente de los Charlotte Hornets de la NBA, equipo propiedad de Jordan.

El astro intentó sin éxito despuntar en el diamante como sobre el parqué. Tenía decidido llegar a las Grandes Ligas, como era el deseo de su padre, cuyo asesinato influyó también en que dejara el baloncesto en 1993.

El cierre patronal de un béisbol que había visto suspendidas sus Series Mundiales en octubre de 1994 le impidió tener una oportunidad con los Chicago White Sox. Jordan, acostumbrado a vivir por encima del aro en el baloncesto, no quería ya las ligas menores.

Ahora, lejos de los focos, juega al golf y acaba de estrenarse en la lista Forbes de personajes con fortunas de al menos 1.000 millones de dólares

A principios de marzo de 1995 empezó a visitar el centro de entrenamiento de los Bulls todos los días. Ya no era sólo para saludar. Sin béisbol, su regreso al baloncesto era inminente. Se puso en forma, entrenó, reconfiguró su salto, perdió peso y deshizo el trabajo muscular que le había exigido su deseo de triunfar en el béisbol.

Le costó un par de semanas volver. No lo hizo como 17 meses antes, pero estuvo cerca: diez días después de su regreso ante Indiana anotó 55 puntos en el Madison Square Garden ante New York Knicks.

“He tratado de estar tan lejos como podía. Estar activo en otros deportes me hacía tener la cabeza lejos del baloncesto, pero cuando uno ama tanto algo durante tanto tiempo… Cuando lo dejé era más que nada porque lo necesitaba mentalmente, pero realmente lo he echado de menos”, dijo Jordan tras el partido contra los Pacers.

“Fue la versión deportiva de la resurrección de Cristo”, recuerda Sam Smith, veterano periodista experto en cubrir a los Bulls y autor de varios libros sobre Jordan.

El astro recuperó su máximo nivel y sus ganas de disfrutar. Ganó tres anillos más y en 1999 se retiró por segunda vez. Regresó de nuevo para jugar con los Washington Wizards de 2001 a 2003, cuando dijo adiós de forma definitiva.

Ahora, con 52, lejos de los focos, juega al golf y acaba de estrenarse en la lista Forbes de personajes con fortunas de al menos 1.000 millones de dólares, sobre todo gracias a la revaloración de su equipo, los Hornets, que buscan entrar en los playoffs.

“Un día puede ser que miren y me vean jugar con 50 años. No se rían. Nunca digas nunca jamás”, dijo al entrar en el Salón de la Fama en 2009. Hace 20 años, Pippen también consideraba impensable su regreso.

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