El papa Francisco finaliza este lunes su gira más arriesgada. Una visita de seis días a tres países africanos amenazados por las guerras internas, el terrorismo y las enfermedades endémicas. Su última parada fue Bangui, capital de República Centroafricana, donde fue recibido con entusiasmo en el campamento Centro Jean XXII, uno de los numerosos recintos de Bangui que acogen a parte de las 40.000 personas que se han visto forzadas a abandonar sus hogares pero que han permanecido en el país.
Sin embargo, fuera de agenda también decidió saludar a los niños internados en un hospital pediátrico donde se recuperan de múltiples enfermedades.
El papa Francisco visitó también una mezquita en el barrio musulmán más populoso de Bangui y dio su última misa en un campo de deportes, donde hubop unas 30 mil personas.
«Bienvenido, papa Francisco. Estamos muy honrados por su visita. Ha venido a compartir nuestra alegría y nuestra pena. Que su visita a la República Centroafricana aporte la paz, la reconciliación y la felicidad en todo el país», declaró una mujer emocionada por su llegada.
«La llegada del papa es un milagro de Dios. Su llegada es un signo de paz en nuestro país», dijo uno de los desplazados, François Nguiba.
Este lunes, el papa Francisco emprenderá el regreso a Roma tras una gira en la que visitó Kenia, Uganda y República Centroafricana.
