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El israelí que calza con sandías los pies de las mujeres

El israelí que calza con sandías los pies de las mujeres
El israelí que calza con sandías los pies de las mujeres

Unos zapatos con forma de sandía, de pato o de gato no están pensados para lucirse en cualquier ocasión. Pero la complicación, al menos a primera vista, no es solo decidir cuándo llevarlos, sino también cómo caminar con un tacón invisible. Kobi Levi, el diseñador israelí que está detrás de este original calzado, asegura que todas sus creaciones están pensadas para ser ponibles: «La magia sucede cuando se combina la estética con la técnica», explica.

Lady Gaga, en aquella época en la que se vestía con filetes de ternera o con encaje de la cabeza a los pies (literalmente), era una adicta a lo de caminar con zapatos extravagantes. La diva no pudo resistirse a la firma Kobi Levi que tan bien encajaba con su estilo, y eligió el modelo Double Boot —unas botas color crema de doble puntera, idea que también presentó Hood by Air en la Semana de la Moda de Nueva York el pasado septiembre— para su exitoso videoclip Born This Way (2011). Levi reconoce que fue una sorpresa «increíble» porque por aquel entonces ni si quiera existía su estudio de Tel Aviv y solo exponía su trabajo en Internet. «Me ayudó a tener más visibilidad que antes», afirma.

Después de la artista, otras famosas se interesaron por el israelí. La actriz y presentadora Whoopi Goldberg, fanática de los zapatos raros, ya tiene en su colección los modelos Chewing-Gum —que simula un chicle pegado en el tacón— y que lució en su programa, The View, el mismo día que acudió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en 2012; los Banana Peel —imitando a un plátano—, y los Mr.Orca —blancos y negros como el cetáceo—. La diseñadora de vestuario Bea Åkerlund, que ha trabajado para Beyoncé, Madonna o Britney Spears, eligió 13 pares para exponerlos en su showroom. Y la última en adquirir unos Kobi Levi ha sido la cantante Fergie para su videoclip M.I.L.F.$ (2016), en el que aparece pisando la goma de mascar a la vez que reivindica la sensualidad materna.

La mente del zapatero es un totum revolutum de nuevas ideas, inspiraciones y proyectos. «Me gusta elegir una imagen familiar y diseñarla de una forma inesperada», afirma. No fabrica en cadena, sino que crea el primer modelo y luego los recrea por encargo. Revela que las piezas originales le llevan un mes de trabajo y las réplicas, unas tres semanas, y que compra los materiales a vendedores locales y en sitios a los que viaja.

Su proceso creativo empieza con un impulso. «Comienzo esbozando varios ángulos, a mano o con el ordenador. Mejoro los bocetos hasta que considero que están listos para transformarse en un zapato en tres dimensiones», reconoce este artista. Más tarde, Levi elige las herramientas, dibuja el patrón, las plantillas, la suela y realiza una primera prueba. «Cuando queda a mi gusto, termino el par de zapatos con materiales reales. ¡Es un desafiante, estresante y emocionante viaje!», dice sobre su trabajo.

El próximo enero viajará a Florida para exponer sus creaciones en una pop up store —así se conocen a las tiendas que ofrecen una colección durante un tiempo limitado—. Es precisamente Norteamérica de donde proceden la mayoría de sus clientas, además de Europa. Sin embargo, Levi no quiere poner límites a su público: «Estaré presente en cualquier sitio que la gente quiera». Eso sí, siempre y cuando puedan permitirse unos zapatos de entre 435 y 2.680 euros.

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