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Realizan elecciones en el este separatista de Ucrania entre kalashnikovs y loterías

En los comicios se elegirán «presidentes» y «diputados» para las dos «repúblicas populares»

Vigilados por militares armados de Kalashnikov y recompensados con billetes de lotería, los habitantes de los territorios separatistas prorrusos del este de Ucrania votaban este domingo en unas elecciones locales consideradas «ilegítimas» por Kiev y los occidentales.

En los comicios se elegirán «presidentes» y «diputados» para las dos «repúblicas populares» autoproclamadas por los rebeldes en Donetsk (DNR) y en Lugansk (LNR), que desde hace cuatro años escapan al poder de Kiev.

La votación fijará la separación de esos territorios del resto del país y legitimará a sus nuevos dirigentes, mientras que el proceso de paz está en punto muerto y los enfrentamientos siguen aumentando el balance de este conflicto, que ha dejado 10.000 muertos según la ONU.

En el centro de Donetsk, una de las «capitales» separatistas, más de diez militares encapuchados y armados con fusiles Kalachnikov vigilaban los colegios electorales donde debía votar Denis Pushilin, jefe interino de la DNR tras el asesinato de su predecesor.

Metralletas rusas

El anuncio de las elecciones desencadenó airadas protestas de Kiev y de los occidentales, que ven en ellas la injerencia de Moscú.

«Están organizadas bajo la metralletas rusas en un territorio ocupado» por Rusia, dijo el sábado por la noche el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko.

La jefa de la Diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, denunció el sábado unas elecciones «ilegales e ilegítimas» y aseguró que no serán «reconocidas» por los 28.
«Estas elecciones son una burla», agregó el enviado especial estadounidense en Ucrania, Kurt Volker.

Ocho países europeos —Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Polonia y Suecia— habían instado a Rusia a «recurrir a su influencia» para impedir la celebración de los comicios.

Moscú, por su parte, aseguró que esas elecciones «no tienen ninguna relación» con los acuerdos de paz de Minsk: «La gente simplemente necesita vivir y asegurar el orden en su región», afirmó el 1 de noviembre la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova, aludiendo además a la «necesidad de llenar el vacío de poder».

«Legitimar» a los nuevos jefes

Las dos repúblicas autoproclamadas están dirigidas desde hace meses por jefes interinos que podrían ver su autoridad refrendada por los votos.

En Donetsk, Denis Pushilin, de 37 años, un exnegociador político con Kiev, fue nombrado para suceder a Alexander Zakharchenko, excombatiente fallecido en agosto en un atentado.
En Lugansk, Leonid Pasechink, de 48 años, exresponsable regional de los servicios de seguridad ucranianos, sustituyó a Igor Plotnitski, destituido en noviembre de 2017.

En ambas repúblicas autoproclamadas se presentaron varios candidatos, pero nadie duda de la victoria de los dirigentes actuales, quienes prometieron reforzar los vínculos con Moscú.
Para atraer a electores en estas elecciones de escaso suspense, cada persona que votaba obtenía un boleto gratuito para una lotería organizada en el mismo lugar, cuyo premio es una entrada para el teatro o un concierto.

Además de proponer comida y «degustaciones gratis» para los electores, en Lugansk los primeros 300.000 votantes recibirán un cupón del operador separatista para sus teléfonos móviles, por valor de 100 rublos (1,3 euros).

Rusia y Ucrania tienen malas relaciones desde la llegada al poder en Kiev, en 2014, de los prooccidentales, a raíz del levantamiento del Maidán, seguido de la anexión de la península ucraniana de Crimea y del conflicto con los separatistas en el este.

Ucrania y los occidentales acusan a Moscú de apoyar militarmente a los separatistas, algo que Rusia desmiente.

Más contenido por Redacción CDN

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