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Revelan causas de muerte del senador dominicano José Peralta

Según revela la autopsia oficial

NUEVA YORK.- El senador dominicano José Peralta, primer legislador criollo electo en la senaduría estatal de Nueva York, murió a causa de leucemia promielocítica aguda, lo que le provocó un shock séptico, como le habían informado los médicos a su esposa, según revela la autopsia oficial entregada a su viuda Evelyn por la Oficina del Médico Forense de la ciudad.

Los detalles de la necropsia dicen que Peralta, quien murió repentinamente en noviembre, sufrió complicaciones debido al cáncer en la sangre, de acuerdo a un comunicado del forense divulgado ayer martes en medios locales.

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“El senador Peralta, de 47 años de edad, murió de forma natural por complicaciones de la leucemia promielocítica aguda”, explica el reporte.

Ese  tipo de leucemia, afecta la médula ósea y la sangre y avanza rápidamente sin tratamiento, según la Sociedad de Leucemia y Linfoma.

Peralta, quien hizo historia en el 2010 como el primer dominico estadounidense electo al senado estatal, murió el 21 de noviembre, el día anterior al Día de Acción de Gracias, después de haber tenido fiebre un día antes, dijo en ese momento su esposa.

Días  después de la muerte del senador,  ella  dijo que los médicos le informaron que falleció por un shock  séptico, lo que le produjo llevó a una falla de sus órganos vitales.

El shock séptico fue una complicación directamente relacionada con la leucemia y probablemente hubo otras complicaciones que contribuyeron a su muerte inesperada, explicaron especialistas del forense.

Peralta dejó dos hijos que son Mateo de 21 y Myles de  13 años de edad.

Su muerte, produjo luto masivo especialmente en la comunidad hispana de la ciudad y el distrito que representaba en Queens.

Líderes dominicanos y de otras etnias, han estado abogando porque la legislatura estatal apruebe el proyecto de ley “Acta del Sueño”, sometido por Peralta y bloqueado por los republicanos a los que se alió a través de la disuelta Conferencia Demócrata Independiente (IDC) y que a la ley se le ponga su nombre.

Por Miguel Cruz Tejada

 

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